sábado, 27 de septiembre de 2008

El sueño de la izquierda sudamerica: Crear dos, tres.... muchas centrales nucleares.


Copio este artículo sobre los planes regionales. saludos. 
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Festival Nuclear

Por Elisa Sementuch * (26/09/2008)

Despreciando la opinión pública de sus países, mayoritariamente contraria a la construcción de Centrales Nucleares, Luiz Inácio Lula da Silva y Cristina Kirchner anuncian una aventura conjunta (empresa común) en el sector.

Los gobiernos de Argentina y Brasil anunciaron la creación de una empresa binacional destinada al enriquecimiento de Uranio, la producción de radioisotopos y el desarrollo de reactores nucleares. La iniciativa forma parte de un "Paquete Nuclear" conjunto mucho mayor, el cual involucra otros 61 proyectos en el sector. Todos ellos elaborados y decididos en secreto, sin ninguna consulta a las poblaciones, las comunidades científicas, ni siquiera a los parlamentos de los dos países al igual que en los más sombríos tiempos de las dictaduras que asolaran Brasil y Argentina años atrás.

Peor aún, todo el paquete Brasileño-Argentino está basado en planes megalomaníacos de instalación de 12 a 15 centrales nucleares en América del Sur hasta el año 2030, extendiendo la aventura nuclear a países como Chile, Uruguay, Perú y Venezuela. En este sentido, Bolivia y Ecuador podrían transformarse también en países participes de la proliferación nuclear en América Latina.

Lamentablemente, Argentina, a pesar de su situación económica, decidió apostar a una forma de energía costosa y superada, al retomar las obras de Atucha II después de una parálisis de muchos años y anunciar la construcción de otras dos nuevas centrales así como la apertura de peligrosas actividades de minería de Uranio.

La actitud de ambos gobiernos sólo puede considerarse como de total desprecio por la opinión del ciudadano común de la región, quien deberá pagar la cuenta de este enorme "festival nuclear". Más triste aún, es el ciudadano común quien estará expuesto a los riesgos del ciclo nuclear. 

En un mundo en rápida transformación frente al cambio climático, donde gobiernos, científicos y simples ciudadanos de distintos sectores sociales buscan un nuevo modelo de desarrollo basados en premisas como el uso de fuentes de energía renovables y limpias , la transparencia y la participación de las poblaciones en la toma de decisiones que afectan sus vidas y en la búsqueda de la paz y la seguridad entre las naciones, Brasil y Argentina parecen no percibir la oportunidad de liderazgo que podrían ejercer al ensuciar sus matrices energéticas con la imposición de "paquetes nucleares " y el fomento de un ambiente de inseguridad en la región.

* Médica de la Cátedra de Estudios Americanistas - Universidad Nacional de Buenos Aires.

viernes, 26 de septiembre de 2008

¿Para qué atómicos?


Aportando al debate, les presentamos un artículo de Virginia Matos que refleja la situación de Uruguay en energía renovable.
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La hora de las renovables
Reseña de los proyectos uruguayos en marcha

Por Virginia Matos

El aumento sostenido del precio del petróleo registrado en los últimos tiempos favorece la utilización de nuevas energías renovables como las provenientes del viento y de residuos agroindustriales. En 2008, por primera vez en la historia del Uruguay, las redes de UTE comenzaron a recibir energía proveniente de esas fuentes. A partir del año que viene se incrementará la apuesta con una meta para 2015 de generar el 15% del total de la electricidad a partir de fuentes renovables distintas de la hidráulica.

Uno de los pilares de la política gubernamental en materia de energía eléctrica es la diversificación de la matriz energética, "algo que para nosotros tiene un objetivo ambicioso que es que en el año 2015 sea excepcional la generación de electricidad a base de combustibles derivados del petróleo" dijo el director de UTE, Gerardo Rey al Suple. "En ese terreno Uruguay necesitaba incursionar en las energías renovables. El incremento del precio del petróleo hace que hoy en algunos casos sean económicamente rentables o por lo menos empatan con algunas otras soluciones. Hoy es una inversión menos riesgosa de lo que era años atrás".

Mediante tres licitaciones, por primera vez en la historia del Uruguay, UTE adjudicó a privados la generación de electricidad a partir de fuentes renovables. Se trata de 64 MW (megavatios) en emprendimientos de energía eólica (a partir del viento), y biomasa (a partir de residuos de la agroindustria), que equivale aproximadamente al 3% de la potencia total instalada en el país. Según Rey, el potencial eólico nacional ronda los 1000 MW, un guarismo interesante si se considera que las represas -que generan unos 1.400 MW- han sido la fuente de energía eléctrica por excelencia. Y el de biomasa alcanzaría a 300 MW para 2013 según estudios realizados por la dirección de energía del MIEM.

Primeros pasos

Mediante el primer llamado realizado en 2005, se convocó para contratar 50 MW a centrales generadoras nuevas que utilizaran cualquier fuente de energía con una potencia máxima de hasta 5 MW. También en 2005 se realizó un segundo llamado para generar 60 MW a partir de biomasa y eólica, el cual se hizo en dos etapas dado que inicialmente no se logró adjudicar en su totalidad. Primero se adjudicaron 34 MW y después los 26 MW restantes. "Los 60 MW es un primer paso. Antes no había nada en este sentido; tenemos que adquirir experiencia en el manejo de la tecnología, en cómo se adaptan las redes de UTE a la incorporación de estas energías para luego dar un paso mayor". Ese siguiente paso consiste en instalar entre 400 y 500 MW de renovables para 2015, a razón de unos 80 MW anuales.

El único proyecto ganador del primer llamado ya está funcionando, mientras que a la convocatoria para generar 34 MW se presentaron diez propuestas de las cuales fueron adjudicadas cinco: dos de eólica y tres de biomasa. Según Rey, todos van a estar funcionando en 2009. Actualmente el ente eléctrico analiza los 22 proyectos que se presentaron a la segunda parte de la licitación-por 26 MW-que se van a adjudicar antes de fin de año.

Pioneros eólicos

Agroland es un complejo agroindustrial forestal ganadero de más de 3500 hectáreas dedicado a la producción de aceite de oliva, almendras y mieles. En su predio ubicado en el Paraje Garzón del departamento de Maldonado, la sociedad anónima de capitales uruguayos y argentinos tiene instalada desde 2006 una central de energía eólica compuesta de dos molinos con una potencia total de 0,45 MW. De esta forma, la agroindustria se autoabastece de energía eléctrica y desde abril de 2008 inyecta a la red de UTE 0,25 MW.

Nuevo Manantial, del mismo grupo empresarial, invirtió 5 millones de euros en una granja eólica. Ubicada en el quilómetro 241 de la Ruta 9 en el paraje Chafalote del departamento de Rocha, tiene dos centrales independientes con un total de 13 MW instalados. Esta fue la única empresa adjudicataria de la primera licitación y desde junio de este año entrega 4 MW a la red pública. Fue también una de las firmas ganadoras del llamado por los 34 MW, de ahí que otros 4 MW estén en vías de conexión a la red.

Cuando las centrales funcionen a pleno, estarán inyectando a UTE 8 MW, una cantidad de energía suficiente como para cubrir buena parte del consumo eléctrico de Rocha y Castillos. Los restantes MW podrán ser comercializados en el mercado spot, a terceros. Según Rey, el parque eólico "está funcionando muy bien, con buen rendimiento que prevemos será del 35%; hay que evaluarlo luego de un año". El rendimiento de estas instalaciones tiene que ver con la variabilidad del viento.

Solución energética y ambiental

Galofer S.A. es un conglomerado de empresas arroceras que se creó especialmente para participar en la licitación. La integran las 5 principales arroceras del país: Arrozal 33, Casarone Agroindustrial, Coopar S.A., Glencore S.A. y Saman. La propuesta es generar energía eléctrica a partir de cáscara de arroz.

Jorge Martínez, gerente general de Galofer S.A. y Arrozur S.A. explicó a este suplemento que este emprendimiento, "soluciona un problema ambiental que la industria arrocera quería resolver hace muchos años: la disposición final de la cáscara de arroz, que tiene un muy buen poder calorífico, mejor que la madera, y que hasta ahora en gran parte quedaba depositada en campos, lo que genera metano (un gas de efecto invernadero) por la fermentación; o se quemaba a cielo abierto con una combustión incompleta provocando problemas ambientales". A partir de 2009, la totalidad de la cáscara de la zona este va a ser aprovechada por Galofer. "Es entre el 60 y el 65% del total de cáscara que se genera en el país y la energía que se generará -10 MW- supera la necesidad de energía eléctrica de la ciudad de Treinta y Tres" donde va a instalarse la planta, comenta el directivo del consorcio.

Galofer trabajará con Arrozur -planta en la que se elabora arroz parboiled y aceite de arroz- en lo que se conoce como co-generación: su planta estará junto a la de Arrozur por lo cual el vapor de baja presión de Galofer se va a usar en Arrozur. "Se genera vapor y energía eléctrica con lo cual la eficiencia global del sistema es mayor a la de una planta de generación normal", indica Martínez.

Comienzo en abril

La planta de biomasa empezaría a funcionar en abril de 2009. "La obra civil tiene un avance del 40%; el generador y parte de la caldera, que es fabricada en Uruguay por Turboflow, ya están en planta, y la turbina está en viaje desde Brasil. Los equipos accesorios están comprados y todo encaminado" dice Martínez y destaca que "el proyecto tiene una integración nacional superior al 55%. Lo que se trae del exterior son los equipos que acá no se pueden fabricar como la turbina, el generador y el sistema de automatización que es muy complejo".

La inversión asciende a 20 millones de dólares, y es financiada en un 30% por las empresas y el restante 70% por el BROU. Respecto a los estímulos para la inversión en energías renovables, Martínez indicó que "con el precio que nos está pagando UTE (78 dólares el MW) no nos están subsidiando nada, para nosotros es una rentabilidad normal, no gran cosa, pero para UTE es un buen negocio. El gobierno debería fomentar más este tipo de industrias que permitirán que se deje de importar parte del petróleo que hoy se importa".

Fenirol es otra de las empresas constituidas para participar de la licitación. De origen nacional, el año que viene empezará a entregar 10 MW a la red de UTE. Actualmente está en el proceso de armado de la planta. La planta de biomasa va a generar energía con residuos forestales y cáscara de arroz que le va a comprar a Glencore y Saman y va a estar ubicada sobre la ruta 26 en el departamento de Rivera. En este caso también se apostó al equipamiento de origen nacional como la caldera y otros equipos.

Molinos made in Uruguay

Amplin S.A. es una empresa uruguaya creada en 2004 con el objetivo de construir turbinas generadoras eléctricas en base a viento e hidráulica. Su propuesta de un parque eólico a instalarse en un campo municipal que la firma alquilará en Punta Espinillo fue otra de las ganadoras de la licitación. El proyecto está conformado por 4 molinos que son enteramente de fabricación nacional. El diseño del proyecto también fue realizado por ingenieros uruguayos.

Según dijo su presidente, Pablo Salle al Suple, "somos la única empresa de fabricación nacional de aerogeneradores". La energía generada -2 MW- será el equivalente a la necesaria para cubrir un quinto del alumbrado público de Montevideo. La fecha estimada para empezar a operar es febrero de 2009.

La inversión es del orden de los 2 millones y medio de dólares, "contra dos millones y medio de euros que implicaría la adquisición de máquinas nuevas extranjeras" comenta Salle y explica que actualmente, debido a los costos del petróleo, es muy barato generar energía eólica porque luego de amortizada la inversión-que en el caso de Amplin se logrará en 5 años- el costo es, como en la hidráulica, el del mantenimiento.

El ingeniero destaca que la fabricación nacional de molinos está dinamizando las actividades de la industria metalúrgica, del trabajo con fibra de vidrio y hormigón, con lo cual "puede ser un camino de desarrollo para numerosas pequeñas agroindustrias".

UTE les va a comprar el MW a U$S 78,35, durante 20 años, precio que "no está subvencionado como en otras partes del mundo", se queja Salle. Pero Rey indica que "nos comprometemos a comprarles toda la energía que generen en cualquier situación, lo cual duplica los costos medios de UTE. Se asumió que íbamos a pagar un sobrecosto de energía que facilite la incorporación de energías renovables no convencionales. Es un subsidio muy claro".

Amplin también se presentó al llamado para generar 26 MW. Propone instalar 52 molinos en Cerro Largo que generarían toda la potencia a adjudicar. Si bien esta licitación establece un tope de 10 MW por proyecto para conectar a la red pública, la energía sobrante puede comercializarse en el mercado spot.

Aserrín, aserrán

La empresa BioEner surge con la finalidad de generar energía eléctrica (10 MW) y vapor a partir de biomasa proveniente del procesamiento de la madera en aserraderos del departamento de Rivera. Al igual que en el caso de Galofer, se trata de una planta de cogeneración de energía eléctrica y vapor, que utiliza como combustible aserrín y chips. El vapor generado como parte del proceso de cogeneración será vendido a Urufor S.A., empresa dedicada al procesamiento de madera, para ser utilizado en sus procesos de secado. La ubicación de la planta de biomasa en el quilómetro 495 de la ruta nacional número 5, en el departamento de Rivera, es estratégica desde el punto de vista logístico, ya que se encuentra próximo tanto a la zona de generación de biomasa forestal que se empleará como combustible, como a la planta de aserrado donde se utilizará el vapor generado en el proceso. Se espera que empiece a funcionar en enero de 2009.

5 torres de Antel

UTE también tendrá su propio parque eólico constituido por 5 molinos que producirán 10 MW en el cerro Los Caracoles del departamento de Maldonado. Si bien su entrada en funcionamiento estaba prevista para el primer semestre de 2008, Rey explicó que "el proyecto se nos trancó porque en Uruguay no existe una grúa que pueda parar los molinos, que son del tamaño de la torre de ANTEL, entonces recién hace unos días pudimos resolver la contratación de una grúa especial que vendrá de Brasil, de manera que el parque comenzará a funcionar en noviembre".

Este proyecto surge a partir de un acuerdo de canje de deuda con España. "Uruguay le debía a España 20 millones de dólares. El gobierno español accedió a condonar esa deuda con la condición de que Uruguay le compre algún producto a industrias españolas por ese mismo valor. De ahí que el gobierno uruguayo decidió comprar los molinos a empresas españolas".

Licor energético

Mediante un contrato firmado con UTE, desde 2007 Botnia genera unos 140 MW a partir de licor negro, un residuo de la producción de celulosa, y entrega en promedio 30 MW a la red de UTE, que es el excedente que queda luego del autoconsumo. Según Daniel Martino, asesor de la empresa finlandesa, la potencia total de la planta sería suficiente para abastecer de electricidad a unos 500.000 uruguayos. El residuo es secado y trasladado a una caldera, donde se quema y calienta agua, lo que produce vapor a alta temperatura y presión. La electricidad es generada por dos turbinas de vapor de 70 MW cada una.


NUEVOS PROYECTOS DE ENERGIA RENOVABLE EN URUGUAY
Fuente de energía Empresa Potencia Entrada en servicio Ubicación
Eólica Agroland SA 0,45 MW 2007 Laguna Garzón
Eólica Nuevo Manantial SA 13 MW 2007 Rocha
Eólica Amplin SA 2 MW 2009 Montevideo
Eólica Ute 10 MW 2008 Maldonado
Cáscara de arroz Galofer SA 10 MW 2009 Treinta y Tres
Aserrín y chips de madera Bioener 10 MW 2009 Rivera
Residuos forestales y cáscara de arroz Fenirol SA 10 MW 2009 Tacuarembó
Licor negro de madera Botnia 140 MW* 2007 Río Negro
*Solo 30 MW van a la red eléctrica nacional

Suplemento Energía de La Diaria. 26/09/08

Ataque nuclear: filoatómicos al centro del tablero


Ofensiva del terror

Por José da Cruz

Según el diario La República, un grupo de expertos declaró: “La factura petrolera es insostenible. Este año puede llegar a los 2 000 millones de dólares. Urgen una rápida definición en torno al uso de energía nuclear”

El periódico reproduce las conclusiones de un panel llevado a cabo en la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas. Participaron el político Carlos Maggi, el ex director de Dinama Carlos Amorín y los ex integrantes de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, el senador Walter Campanella y el ingeniero Ariel Joubanoba. Los dos últimos son autores de un libro sobre energía atómica en Uruguay. El senador también ha hecho una serie de propuestas sobre instalación de reactores.

Toda nota de prensa debe tener un gancho para atrapar al lector y por las dudas el autor nos regala tres, los tres escandalosos: la factura petrolera es insostenible, una central atómica es urgente y el sistema político está dormido. Si “el país” se define por la energía atómica, pasará a ser "sustentable e independiente". Además, de la manera que estamos produciendo electricidad "vamos a contramano del mundo”. Los mismos argumentos se repiten desde la década de 1970. Es como abrir el ropero y sacar a relucir las galas de entre la naftalina.

Lo del país sustentable bordea la sátira: ¿Cómo puede un país ser sustentable si alberga residuos atómicos contaminantes durante miles de años? ¿Se trata de externalizar el problema y pagarle a algún país más pobre para que los conserve? ¿Dónde se dice que la extracción de minerales radioactivos sea sustentable, que el enriquecimiento sea sustentable, que la potencial producción de materiales para armas atómicas sea sustentable? ¿Qué ciclos naturales son esos? ¿A qué riesgos estamos, como sociedad, dispuestos a someternos?.

Si pensamos en la independencia, ¿qué diferencia hay entre importar uranio e importar petróleo? La única independencia energética posible es utilizar recursos propios y tomar el camino estrecho, difícil e imprescindible, de racionalizar el uso de la energía. La ilusión de independencia fue argumento favorito en Europa cuando la llamada “crisis petrolera” de 1973. Como consecuencia florecieron las centrales nucleares, pero el consumo de petróleo más que se multiplicó desde entonces. Vivimos según un modelo de crecimiento lineal e infinito y el modelo genera necesidades también lineales e infinitas. Más y más. Si ya no alcanza el petróleo sigamos con el uranio; si no alcanza el uranio recurramos al agua bendita o a la pomada china. La cosa es no detener la acumulación, “progresar”.

El fantasma de la inseguridad agita la sábana: el petróleo salta a 140 dólares, cae a 95, sube a 120, tenemos como país un costo por petróleo que este año “puede llegar” a 2 000 millones de dólares y para peor “una deuda no cuantificada con Venezuela”, ese país estrafalario y tropical cuyo presidente insulta. Tengan miedo: esto es caro e inseguro. Del miedo hay que salir lo más rápido posible. Hay que actuar ya, hoy mismo: se nos va el tren. Como dice con dramaturgia efectista el político Maggi: “La catástrofe se ve venir como un tsunami lento. La inmensa ola de oscuridad de la UTE está cada día más cerca y la UTE habla de otra cosa; encara la crisis energética como si fuera un asunto académico”. La lentitud de la toma de decisiones políticas contrasta con la urgencia: es necesaria la ejecutividad todopoderosa de la iniciativa privada. ¡Aquí les presentamos una solución, a velocidad atómica!

Según el artículo dice el ingeniero Joubanoba que dependemos del petróleo, la energía importada, las lluvias, y carecemos de un plan energético de largo plazo… Esto es muy cierto y estamos de acuerdo. Coincidimos también con que “la situación actual nos da la oportunidad de desarrollarnos sustituyendo los combustibles fósiles que importamos, este es el gran desafío en este siglo". Desarrollemos una menor dependencia energética en serio, comencemos a crear un país con alta calidad de vida, solidario, democrático, descentralizado, natural y sustentable. Hay prisa, sí, en tomar a partir de hoy pequeñas y grandes medidas en dirección a hacer realidad todos los derechos humanos. La urgencia atómica que regrese al museo de historia: ya fue. No atropellen con los discursos, que el escándalo no otorga la razón. No importa si se estén construyendo 30 o 40 centrales en el mundo. En Europa es solo una, Olkiluoto en Finlandia, y están cerrando las antiguas.

¿Eso planteó el panel? No. Planteó “atender el crecimiento de la demanda sobre todo por parte de los grandes consumidores". Para ellos se necesita “generación de base”. Es decir, energía abundante y barata para inversores transnacionales, sin los cuales los filoatómicos no imaginan el futuro. En el horizonte de sus sueños tal vez despunten trenes de alta velocidad, grandes petroquímicas, refinerías de metales, torres y reflectores, un Uruguay “de cara al siglo XXI” como gustan decir con convicción digna de la década de 1950.

La solución está lista, es completa y viene en un paquete disponible en cualquier supermercado: “…una central nucleoeléctrica de 700 MW netos, provenientes de un reactor Candu-6 mejorado, un costo de US$ 2.500 millones y un plazo de construcción de 66 meses /…/ vida útil de 60 años /…/ costo de generación de 102 dólares el MW”. ¿Salió de una galera? No. El reactor Candu, Canada Deuterium Uranium, es un viejo participante en el debate atómico uruguayo, por lo menos desde que Campanella y Joubanoba lo propusieron en su libro de 1985. Aquella vuelta de la discusión se cerró con la Ley Marco del Sistema Eléctrico 16 832 de 1997, cuyo artículo 27 prohibe la generación de electricidad con usinas atómicas en el país.

Sin embargo, aquí no se rinde nadie… El 13 de diciembre de 2007 el Candu apareció otra vez ante el senado y un proyecto de instalación fue entregado al presidente Tabaré Vázquez el 16 de julio de 2008 en el Consejo de Ministros en Vergara, Treinta y Tres. Desde Israel, Vázquez anunció que quería “poner a discusión” la opción atómica. Si bien el panel opinó que el sistema político “está dormido” ante el problema energético, no es cierto: muchos políticos están más despiertos que nunca y se declaran partidarios de la energía nuclear. Mientras todos corremos a discutir esta utopía, pues aún si eventualmente se decidiera instalar un reactor ninguna electricidad vendría del átomo antes de muchos años, la realidad pasa a nuestro lado.

El artículo se cierra con una afirmación bastante sorprendente. Habla del Candu-6: “El combustible es uranio natural pero también se puede utilizar torio del cual el país dispone en Rocha”. Hasta el momento no hay reactores de torio y por lo tanto el Candu no puede utilizar torio. Pintemos de bellos colores nuestro futuro atómico e independiente, pero el torio no brota en las palmeras del este: se trata de uno de los tantos minerales componentes de las famosas arenas negras, que cada nuevo gobierno nacional promete explotar como inagotable fuente de riquezas. Lejos estamos de “disponer” de torio, como afirma con temeridad el articulista.

La nota incluye la foto de una torre de enfriamiento, el característico cono de paredes curvas transformado en símbolo de usina atómica. Sin embargo, el pie de foto dice : “Panel. Expositores coincidieron en que el sistema político "está dormido". La suma de ambos lenguajes, foto y texto, expresa mucho: el panel equivale a la central atómica. Por otra parte, el Candu es producido por la empresa estatal Atomic Energy of Canada Limited (AECL) y el ingeniero Joubanoba se especializó como ingeniero atómico en Canadá. ¿Su propuesta será objetiva?

(Ver La República en la Red, sábado 13 de setiembre de 2008. La cita de Maggi en El País, 6 de julio de 2008)

jueves, 25 de septiembre de 2008

Energía nuclear: La democracia y el desastre


Por José da Cruz

Todo sistema centralizado es piramidal y disminuye las posibilidades de control democrático. El caso extremo es la organización militar, que para cumplir con su objetivo tiene que ser jerárquica e intrínsecamente exenta de deliberación.
 
Un flujo de información abierto, con posibilidades de comprensión generalizada y de acceso fácil para quienquiera, es garantía de posibilidades de democratización.
 
Todos podemos oir en la radio cómo se pronostica la temperatura máxima del día o si se esperan lluvias. Si bien no todos comprendemos la importancia de los hectopascales o los milímetros por metro cuadrado, por lo menos adquirimos una base de conocimientos para decidir si llevar o no abrigo o paraguas.
 
En otras palabras: la información abierta nos permite tomar una decisión política. Si queremos saber más, por ejemplo qué diferencia de clima nos indican las mediciones barimétricas o de velocidad del viento, podemos consultar un libro o el mar revuelto de Internet y orientarnos bastante bien en el asunto.
 
No todos tenemos un barómetro y un anemómetro a mano, pero notamos si el tiempo “está pesado” o si “sopla de lo lindo” y es suficiente para la actividad cotidiana. Son conocimientos científicos, pero conocimientos científicos abiertos a todo el mundo y aplicados de manera comprensible y general.
 
Pensemos ahora en una situación de riesgo, donde un desastre puede dejar patas arriba lo cotidiano. Una condición de ese inquietante escenario es la existencia de una amenaza, por ejemplo de inundación, de tormenta tropical, de terremoto. Como esos fenómenos son recurrentes, el habitante común sabe que si vive en determinada zona está en riesgo, que eso aconteció en ese lugar y puede volver a acontecer.
 
De ese modo la sociedad puede tomar medidas preventivas y los ciudadanos ven y comprueban las circunstancias riesgosas. En el peor de los casos, los habitantes ven y comprueban las consecuencias del desastre y saben naturalmente qué hacer para ponerse a salvo, asistir a las víctimas o reconstruir las circunstancias cotidianas. Así es en las inundaciones, los terremotos, las tormentas...
 
Sin embargo, los factores de riesgo en un asentamiento de población no son solamente elementos naturales: hay también factores de riesgo tecnológico. Supongamos un escape de gases tóxicos de una gran industria química, como ocurrió en la ciudad india de Bophal hace 24 años. La ciudad se llenó de gases de cianuro, murieron entre ocho y diez mil personas de forma inmediata y 20 000 más posteriormente, quedaron 540 000 personas con la salud dañada y aún hoy 150 000 acarrean serias secuelas de la intoxicación. El escape ocurrió en medio de la noche y cuando la gente se desplazó por centenares a los hospitales para pedir ayuda nadie sabía las causas, nadie entendía nada, los médicos no tenían la menor idea de qué hacer.
 
¿Cómo pudo suceder? Era un riesgo latente en la ciudad, pero no existía en el dominio público. Las instalaciones industriales no son de acceso general, y los procesos, por razones comerciales, suelen ser secretos. Cuando la gente sintió el fuerte olor abrasivo de los gases ya los estaban absorbiendo, ya estaban muriéndose por intoxicación. Nunca habían sido informados acerca de qué gases podían afectarlos, ni el servicio de salud conocía cómo combatir los posibles efectos.
 
Solo un sistema industrial puede controlar a otro sistema industrial, solo una estructura de control similar a la estructura causante de riesgos puede controlarla. Los riesgos de una industria química, para seguir con el mismo ejemplo, solo pueden ser monitoreados por instrumentos desarrollados en el mismo ámbito de conocimiento, y además esos instrumentos deben ser manejados por expertos.
 
Cuanto más complejo es un producto industrial, las circunstancias de su producción están más alejadas de la comprensión general, democrática. La gente común puede notar cuándo se viene una tormenta o ve cómo crece el río; no puede saber cómo es el escape de dioxinas y furanos de la chimenea de determinada industria, ni qué lleva, en realidad, el agua negra que la curtiembre desagota en la cañada de la vecindad. Conocer el verdadero riesgo ambiental exige la intermediación de aparatos, manipulados y leídos por expertos.
 
El caso extremo de una manipulación incomprensible para la gente, aislada por completo del público, de peligrosidad potencial tan extrema como ninguna otra institución humana, es la manipulación nuclear. Nada hay comparable a esa fuerza que, creada por la ciencia y aplicada según determinados métodos científicos, podría poner fin a la vida en el planeta, en todo el planeta.
 
Hablamos de centrales nucleares para calentar agua hasta temperaturas de vapor y con ese vapor mover turbinas para generar electricidad. Eso es una parte. La otra parte es que esas centrales potencialmente podrían utilizarse para producir materiales aptos para fines militares. ¿Qué significa? Que sean públicas o privadas, las centrales nucleares de por sí, intrínsecamente, tienen que ser instalaciones con reglas militares o bajo control militar. Se acabó la democracia.
 
En una central eléctrica donde el agua se hiciera hervir con leña o gasoil por lógica habrá prevenciones a cargo de técnicos y bomberos, pero en principio la planta podría estar abierta para todo el mundo y los posibles accidentes y sus consecuencias serían comprensibles para la generalidad. En una central nuclear, la radiación no huele, no se ve, no tiene gusto, pero mata a corto o a largo plazo. El problema es que nadie verá un hongo nuclear sobre una central: se trata de otra cosa.
 
No sabemos a cuánta radiación nuclear natural estamos expuestos. En algunas zonas supera los límites aceptables, por ejemplo donde el granito del suelo deja escapar mucho gas radón, y entonces se nota un exceso estadístico de casos de cáncer. Son medidas indirectas a cargo de expertos, y nunca las podremos comprobar sin aparatos y conocimientos muy especializados.
Si vivimos cerca de una central nuclear, al riesgo natural se suma el tecnológico y en el tecnológico va implícito el riesgo del llamado factor humano. Mientras no dejemos de ser humanos, ese factor estará presente.
 
Cuanto más piramidal, jerárquica y antidemocrática sea una estructura, más difícil es saber desde afuera lo que pasa en su dominio. La información hacia el exterior depende de la voluntad y la honestidad de manejo de la información existente en esa misma estructura. Es decir, si en una industria de alta tecnología sucede algo que afecte al medio circundante, quienes habiten en este medio dependerán por completo de la información generada en la misma industria para enfrentar las consecuencias. El vecino no puede ir a las instalaciones y constatar con sus sentidos porqué no funcionan o qué materiales se vertieron por error al aire o al agua. Y no olvidemos el secreto industrial, las leyes de la competencia, el objetivo de lucro... Pero hay casos aún más complejos.
 
Si a la alta complejidad tecnológica se suman las consideraciones comerciales y a eso el secreto militar, la distancia entre el ciudadano común y esa instalación tecnológica será abismal. Es el caso de la industria nuclear. Los responsables lo son a su vez de la información. Incluso las autoridades gubernamentales e internacionales de control, pues la nuclear es la industria más controlada del mundo, deben confiar en los informes emanados de la misma central. Intervienen cuando algo anda mal y no en otro momento: no tienen derecho, no tienen información, no tienen posibilidad. Las medidas adoptadas suelen ser inspecciones, sanciones políticas y recomendaciones tecnológicas. No llegan mucho más allá y tampoco podría ser de otro modo.
 
Solamente un instrumento para controlar radiaciones puede constatar que una central tiene pérdidas de radioactividad, y difícilmente el conjunto de la sociedad ande con contadores Geiger en el bolsillo todo el día, todos los días.
 
Un caso típico de las dificultades de detección ocurrió cuando el accidente de Chernobil. Por una falla de manipulación, el reactor se incendió y comenzó a emitir sustancias radioactivas, que el viento repartió por toda Europa. Claro que nadie notaba lo que sucedía... A algo así como mil kilómetros de distancia de Chernobil queda la central nuclear de Forsmark, al norte de Estocolmo, Suecia. Cuando llegó el cambio de turno, los controles de radioactividad empezaron a enloquecerse: marcaban la presencia de más radioactividad en la ropa de quienes ingresaban a la planta, en comparación a la ropa de quienes abandonaban su lugar de trabajo. No podía ser. Algo andaba mal o estaban frente a un escape inadvertido, que había contaminado los alrededores. Hubo muchas horas de confusión e incertidumbre, de consultas con autoridades nacionales e internacionales, hasta que el Estado soviético reconoció que había ocurrido un escape nuclear en Chernobil, Ucrania. Hizo falta el equipo de detección de una central nuclear para descubrir un accidente en otra, así fuera a mil kilómetros de distancia.
 
No importa si la energía nuclear se defiende como segura, barata, confiable o lo que sea que esté de moda argumentar. Una apuesta a lo nuclear es una apuesta al autoritarismo, al control militar y al menoscabo de la democracia. Cien pequeñas centrales eléctricas en cien pueblos, ya sea que funcionen a leña, carbón, bagazo de caña, fuel oil o lo que fuere, serán siempre más democráticas que una gran hidroeléctrica o central nuclear unida a esos cien pueblos por líneas de alta tensión y estaciones transformadoras. Cada central local genera tecnología local; la Gran Red implica el control central y la estructura verticalista. Incluso si los efectos ambientales de determinados combustibles para esas pequeñas centrales no fueran aceptables, siempre se pueden tomar medidas en lo local, ágiles y rápidas si el poder decisorio está cercano a la planta. De otro modo dependerá de un aparato burocrático lejanísimo y tremendo, lento e indiferente, alejado por completo de la práctica sobre caliente.
 
Lo peor que podemos elegir desde el punto de vista de la democracia es una central nuclear, necesariamente rodeada de estrictas medidas de aislamiento y seguridad, necesariamente en estrecho contacto con intereses militares estratégicos. Nunca podremos ver y palpar los efectos de un accidente y dependeremos de la habilidad técnica de los expertos para saber algo de sus efectos, y de la voluntad política de los propietarios para que la población sea informada y que esa información sea veraz. Estamos en sus manos. Debemos confiar en ellos, nos guste o no. No hay alternativa.
 
Claro, ese tipo de estructura contribuye a conservar el poder, sin duda alguna, y tal vez el kilowatt resulte más barato, pero ¿quién empezó a poner precio a la democracia?
 
Publicado en el semanario Peripecias Nº 113 el 10 de septiembre de 2008. Se permite la reproducción del artículo siempre que se cite la fuente.

Ambientalistas advierten contra “proliferación nuclear”

Les transcribo una nota de Radio El espectador con la posición de la Red de ONGs Ambientalistas de Uruguay. A mi me resulta particularmente increíble que en lo único que coincidan los 4 partidos con representación parlamentaria sea -precisamente- sobre la conveniencia de instalar una central nuclear en nuestro país... esto la convierte en la única verdadera "política de estado" de nuestro país.

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La noticia causó revuelo. Ante la información que anunció que Argentina y Brasil crearán una empresa binacional destinada al enriquecimiento de uranio, la producción de radioisótopos y el desarrollo de reactores nucleares, varias organizaciones sociales y ambientalistas de América Latina lanzaron un comunicado manifestando su alerta.
Gerardo Honty -integrante del Centro Uruguayo de Tecnologías Apropiadas (CEUTA) y directivo de la Red Uruguaya de ONG´s Ambientalistas- manifestó que “nuestro comunicado trata de alertar sobre esta situación, sobre todo por el problema de la proliferación nuclear hacia armamento militar”.
En el comunicado se explica que “la iniciativa forma parte de un Paquete Nuclear conjunto mucho mayor, el cual involucra otros 61 proyectos en el sector. Todos ellos elaborados y decididos en secreto, sin ninguna consulta a las poblaciones, las comunidades científicas, ni siquiera a los parlamentos de los dos países al igual que en los más sombríos tiempos de las dictaduras que asolaran Brasil y Argentina años atrás”. Se advierte, además, que dentro de ese paquete nuclear estarían Chile, Uruguay, Perú y Venezuela.
Honty destacó que hasta ahora no ha habido ningún comunicado oficial por parte de los gobiernos y aseguró que su intención es “intentar contribuir a esa discusión”.
“Si la gente quiere tener una planta nuclear la tendremos, a eso no le tengo miedo. Digo que tengamos una discusión, porque las plantas nucleares dan muchos problemas, no sólo ambientales sino también económicos. Ninguna planta costó lo que se predijo, siempre son más caras y es el Estado el que tiene que poner la plata que falta”, agregó.
Refiriéndose a la postura de otros países dijo que “en el mundo la tendencia es a la baja. Hoy en día el 9% de la energía del mundo es nuclear, pero en el 2030 será el 5%. La energía eólica está creciendo a una tasa anual del 10% y la nuclear sólo un 0,7%. La energía nuclear en el mudo va a ir decreciendo, no tiene sentido apostar a ella”.
Añadió que “instalar una planta nuclear en Uruguay va a llevar aproximadamente 15 años" y opinó: "No me parece mal usar un par de años para discutirlo”.
Consultado sobre cuáles serían las cuestiones importantes para un debate destacó el problema de los residuos radiactivos, los controles de seguridad y la búsqueda de energías alternativas, como la solar y la eólica.

El Espectador - 08.09.2008 (Link)

miércoles, 24 de septiembre de 2008

¿Por qué ecosocialismo hoy?

por Joel Kovel

El homo sapiens ha estado luchando con sus efectos sobre la naturaleza desde los días del Paleolítico y las primeras grandes extinciones realizadas por las bandas de cazadores. Pero no fue sino hasta los años setenta que estos efectos se empezaron a experimentar como una gran crisis ecológica que amenaza el futuro de todas las especies. El movimiento ecologista moderno nació en ese momento, con sus Días de la Tierra, partidos verdes y ONGs innumerables señalando una nueva, ecológicamente consciente, época que se había levantado para luchar contra la amenaza planetaria.

El optimismo de esos tempranos años ahora se ha marchitado totalmente. A pesar de ciertas intervenciones útiles, como el mayor reciclado de basura o el desarrollo de zonas verdes, o de la aparentemente creciente masa de regulaciones gubernamentales, en las ONG’s medioambientales y los programas académicos se ha verificado el paso global de la decadencia ecológica. De hecho, desde que el primer Día de la Tierra fue proclamado, se ha empeorado en áreas cruciales como las emisiones del carbono, la pérdida de arrecifes y la deforestación de la Amazona; todo ello actualmente se ha acelerado y ha empezado a asumir un carácter exponencial. ¿Cómo explicar este molesto hecho? ¿Por qué la conciencia que debería inspirar los esfuerzos más vigorosos para ir más allá de los límites de ambientalismo actual no se amplió? Quizás Margaret Thatcher debe considerarse aquí. En los años tardíos de los setenta, la misma década que iba a introducirnos en la era medioambiental, la "Dama de Hierro", primera ministra del Reino Unido, anunció el surgimiento del "TINA," la sigla para su eslogan "No Hay Ninguna Alternativa" (“There Is No Alternative”) a la sociedad dada, y ciertamente ninguna alternativa de la clase prevista por la primera oleada de activistas ecologistas.

Lo que había pasado era que ese ambientalismo había extraviado el punto, y estaba tratando con síntomas externos en lugar de atacar a la enfermedad básica. Thatcher no lo deletreó en detalle pero no hubo ninguna equivocación de lo que ella tenía en mente y sostenía: “No Había Ninguna Alternativa al Capitalismo” –o, más exactamente, para el renacido, duro y afilado, tipo de capitalismo que se había instalado durante los años setenta en lugar del capitalismo del Estado benefactor que había prevalecido por más de un siglo. Ésta era una respuesta deliberada a una seria crisis de acumulación que había convencido a los líderes de la economía global a que instalaran lo que conocemos hoy como neoliberalismo. Thatcher fue emblemática, junto con Ronald Reagan en el EE.UU., de su cara política. El Neoliberalismo es un retorno a la pura lógica del Capital; no es ninguna tormenta de paso sino la verdadera condición del mundo capitalista que habitamos. Ha barrido las medidas que habían inhibido la agresividad del Capital y los ha reemplazado con una desnuda explotación de la humanidad y la naturaleza. Al derribar las fronteras y límites de su acumulación se le conoce como "globalización," y es celebrada por ideólogos como Thomas Friedman como una nueva época de progreso universal sostenido por las alas del mercado libre y la mercantilización de todo. Esta guerra relámpago o bombardeo neoliberal acabó con las débiles reformas liberales que los movimientos medioambientales de los años setenta habían ayudado a poner en orden para verificar la decadencia ecológica. Y como estos movimientos no han desarrollado ninguna crítica al Capital, o una muy pequeña, flotan sin esperanza en un tiempo de crisis acelerada.

De modo que es el momento de reconocer la insuficiencia absoluta de las premisas básicas de ambientalismo de la primera ola y sus formas de organización. Hay una cierta urgencia de este reconocimiento, para advertir los cambios profundos y de hecho sin precedentes en la existencia humana por la crisis ecológica. Y este camino que se ha abierto ahora ante nosotros puede atribuirse al Capital mismo, que nos pone sobre la huella del caos ecológico. Mientras hay muchas y complejas evidencias correspondientes a la responsabilidad del Capital en la crisis ecológica, lo cierto es que únicamente se mantiene una tendencia arrasadora: el capitalismo requiere el crecimiento incesante de la producción económica, y como este crecimiento sirve a la causa del Capital pero no a las necesidades humanas reales, el resultado es la desestabilización continúa de su integral relación con la naturaleza. La razón esencial de esto depende de la diferencia distintiva del capitalismo con todos los otros modos de producción, esto es, que éste está organizado alrededor de la producción del propio Capital –de una entidad completamente abstracta, cuantitativa y numérica sin límite interior. Por lo tanto, arrastra al material mundo natural, que tiene límites muy definidos, junto con él en su enloquecida búsqueda de valorizar el valor, de valor y plusvalor, y no puede hacer nada más.

No tenemos ninguna opción frente al hecho de que la crisis ecológica pronostica un cambio radical. Pero podemos escoger el tipo de cambio, el cual puede ser para la vida o para la muerte. Como Ian Angus lo pone en su página electrónica, “Clima y Capitalismo”, la opción es bastante simple: "EcoSocialismo o Barbarie: No hay ninguna tercera vía" (Para aprender sobre ello y/o unirse a esta lista, contacte con Angus en: ecosocialism@gmail.com).

En realidad, esa es una paráfrasis de lo que la gran Rosa Luxemburg dijo al principio del siglo XX, que real disyuntiva de la humanidad estaba entre "Socialismo o Barbarie". Esto es una gran verdad. El fracaso de las revoluciones socialistas (de manera inmediata, como en el caso de Luxemburg y el levantamiento espartaquista en Alemania, y después con el fracaso de los otros socialismos del siglo XX, sobre todo aquellos organizados alrededor de la URSS y China), ha sido una condición para el presente triunfo del capitalismo bárbaro, con sus guerras interminables, la pesadilla del consumismo, el ensanchamiento entre ricos y pobres -y muy significativamente, con la crisis ecológica. De modo que la elección humana nos remite a lo mismo, excepto que la barbarie capitalista significa ahora ecocatástrofe. Esto es así porque la capacidad de la Tierra para limpiar los efectos de la producción humana se ha sobrepasado por el caos de su sistema productivo. Cualquier movimiento para la transformación social en nuestro tiempo tendrá que poner en primer plano este problema, porque la misma noción de un futuro depende en delante de si podremos resolverlo o no.

Por esta razón, un socialismo digno del nombre tendrá que ser ecológicamente -o para ser más exactos, “ecocéntricamente”- orientado, es decir, tendrá que ser un "ecosocialismo" consagrado a restaurar la integridad de nuestra relación con la naturaleza. La distinción entre ecosocialismo y los socialismos de la "primer época" del último siglo no es meramente terminológica, como si para el ecosocialismo simplemente se necesitara el control obrero sobre el aparato industrial y alguna buena regulación medioambiental. Se requiere el control obrero en el ecosocialismo como en el socialismo de la "primera época," porque los productores son libres sólo si trascienden al capitalismo. Pero el aspecto ecológico también propone un nuevo y más radical problema que pone en cuestión el mismo carácter de la propia producción.

La producción capitalista, en su búsqueda interminable de ganancias, busca convertir todo en mercancía. Sólo de este modo la acumulación puede continuar expandiéndose. Al liberarnos de la tiranía de la propiedad privada sobre los medios de producción, con el socialismo, sea de la primera época o como ecosocialismo, se haría posible interrumpir la tendencia mortal de ese canceroso crecimiento, el cual es determinado siempre por la competencia entre los capitales para ganar la porción más grande del mercado. Pero eso dejo abierta la pregunta de lo que se producirá, y cómo, dentro de una sociedad ecosocialista.

Es claro que la producción tendrá que cambiar: de ser dominada por el intercambio -el camino de las mercancías- a otro que sea dominado por el uso, esto es, por la directa satisfacción de necesidades humanas. Pero esto, a su vez, requiere una definición, y en el contexto de la crisis ecológica, "uso" sólo puede significar aquello que considera como necesidades esenciales lo que supere la crisis ecológica –que es la más grande necesidad de la civilización en su conjunto, y por consiguiente para cada mujer y hombre dentro de ella. De ahí se sigue que los seres humanos sólo pueden florecer en circunstancias en las que el daño a la naturaleza que el Capital le ha inflingido sea superado, por ejemplo, dejando de emitir carbono a la atmósfera. En la medida en que la "naturaleza" es el juego interrelacionado de todos los ecosistemas, la producción dentro del ecosocialismo debe orientarse hacia la reparación del daño de los ecosistemas y de hecho, promoviendo ecosistemas florecientes. Esto podría traer consigo granjas racionales, por ejemplo, o –ya que somos criaturas naturales que viven ecosistemáticamente, en comunidades- relaciones humanas ecológicamente dirigidas, incluyendo la crianza de los niños, las relaciones entre los géneros y de hecho, la totalidad espiritual y estética de la vida.

Este artículo está lejos, por ser demasiado breve, de permitir el desarrollo de estos temas. Pero por lo que se ha dicho hasta ahora debe estar claro que hablando de ecosocialismo estamos diciendo mucho sobre lo que nuestra economía o tecnología deben cambiar. Ecosocialismo no es ninguna materia completamente económica, tal y como no era una mera cuestión económica el socialismo o el comunismo en la perspectiva de Marx. Es necesario precisar la transformación radical de la sociedad –y de la existencia humana- que Marx previó como la próxima fase en la evolución humana. De hecho, así debe ser si acaso vamos a sobrevivir a la crisis ecológica. Ecosocialismo es el indicador de, entonces, un modo completamente diferente de producción, uno en el que los trabajadores libremente asociados producen ecosistemas florecientes en lugar de mercancías. Definitivamente, esto plantea mucho más preguntas que respuestas, lo cual es la medida de cuán profunda es la crisis ecológica. ¿Qué, después de todo, parecería la vida si dejáramos de emitir enormes cantidades de carbono en la atmósfera y permitiéramos que el ecosistema del clima pueda re-equilibrarse, es decir, ser sanado? ¿Cómo sería, realmente, vivir completamente como humanos en armonía con la naturaleza dados los tremendos horrores hechos por nuestro sistema de sociedad? No hay ninguna certeza del resultado. Pero hay una certeza que nosotros tenemos que construir: debe haber una alternativa.


Habrá una reunión para fundar una organización Internacional Ecosocialista este próximo 7 de octubre, en París.
Por favor avise Joel a jskovel@earthlink.net, o Ian Angus a ecosocialism@gmail.com para una información más extensa.

* From New Socialist:
http://www.newsocialist.org/index.php?id=1321
* Uno de los más recientes libros de Joel Kovel es El Enemigo de la Naturaleza (The Enemy of Nature, 2nd edition forthcoming 2007, Zed).