viernes, 26 de septiembre de 2008

Ataque nuclear: filoatómicos al centro del tablero


Ofensiva del terror

Por José da Cruz

Según el diario La República, un grupo de expertos declaró: “La factura petrolera es insostenible. Este año puede llegar a los 2 000 millones de dólares. Urgen una rápida definición en torno al uso de energía nuclear”

El periódico reproduce las conclusiones de un panel llevado a cabo en la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas. Participaron el político Carlos Maggi, el ex director de Dinama Carlos Amorín y los ex integrantes de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, el senador Walter Campanella y el ingeniero Ariel Joubanoba. Los dos últimos son autores de un libro sobre energía atómica en Uruguay. El senador también ha hecho una serie de propuestas sobre instalación de reactores.

Toda nota de prensa debe tener un gancho para atrapar al lector y por las dudas el autor nos regala tres, los tres escandalosos: la factura petrolera es insostenible, una central atómica es urgente y el sistema político está dormido. Si “el país” se define por la energía atómica, pasará a ser "sustentable e independiente". Además, de la manera que estamos produciendo electricidad "vamos a contramano del mundo”. Los mismos argumentos se repiten desde la década de 1970. Es como abrir el ropero y sacar a relucir las galas de entre la naftalina.

Lo del país sustentable bordea la sátira: ¿Cómo puede un país ser sustentable si alberga residuos atómicos contaminantes durante miles de años? ¿Se trata de externalizar el problema y pagarle a algún país más pobre para que los conserve? ¿Dónde se dice que la extracción de minerales radioactivos sea sustentable, que el enriquecimiento sea sustentable, que la potencial producción de materiales para armas atómicas sea sustentable? ¿Qué ciclos naturales son esos? ¿A qué riesgos estamos, como sociedad, dispuestos a someternos?.

Si pensamos en la independencia, ¿qué diferencia hay entre importar uranio e importar petróleo? La única independencia energética posible es utilizar recursos propios y tomar el camino estrecho, difícil e imprescindible, de racionalizar el uso de la energía. La ilusión de independencia fue argumento favorito en Europa cuando la llamada “crisis petrolera” de 1973. Como consecuencia florecieron las centrales nucleares, pero el consumo de petróleo más que se multiplicó desde entonces. Vivimos según un modelo de crecimiento lineal e infinito y el modelo genera necesidades también lineales e infinitas. Más y más. Si ya no alcanza el petróleo sigamos con el uranio; si no alcanza el uranio recurramos al agua bendita o a la pomada china. La cosa es no detener la acumulación, “progresar”.

El fantasma de la inseguridad agita la sábana: el petróleo salta a 140 dólares, cae a 95, sube a 120, tenemos como país un costo por petróleo que este año “puede llegar” a 2 000 millones de dólares y para peor “una deuda no cuantificada con Venezuela”, ese país estrafalario y tropical cuyo presidente insulta. Tengan miedo: esto es caro e inseguro. Del miedo hay que salir lo más rápido posible. Hay que actuar ya, hoy mismo: se nos va el tren. Como dice con dramaturgia efectista el político Maggi: “La catástrofe se ve venir como un tsunami lento. La inmensa ola de oscuridad de la UTE está cada día más cerca y la UTE habla de otra cosa; encara la crisis energética como si fuera un asunto académico”. La lentitud de la toma de decisiones políticas contrasta con la urgencia: es necesaria la ejecutividad todopoderosa de la iniciativa privada. ¡Aquí les presentamos una solución, a velocidad atómica!

Según el artículo dice el ingeniero Joubanoba que dependemos del petróleo, la energía importada, las lluvias, y carecemos de un plan energético de largo plazo… Esto es muy cierto y estamos de acuerdo. Coincidimos también con que “la situación actual nos da la oportunidad de desarrollarnos sustituyendo los combustibles fósiles que importamos, este es el gran desafío en este siglo". Desarrollemos una menor dependencia energética en serio, comencemos a crear un país con alta calidad de vida, solidario, democrático, descentralizado, natural y sustentable. Hay prisa, sí, en tomar a partir de hoy pequeñas y grandes medidas en dirección a hacer realidad todos los derechos humanos. La urgencia atómica que regrese al museo de historia: ya fue. No atropellen con los discursos, que el escándalo no otorga la razón. No importa si se estén construyendo 30 o 40 centrales en el mundo. En Europa es solo una, Olkiluoto en Finlandia, y están cerrando las antiguas.

¿Eso planteó el panel? No. Planteó “atender el crecimiento de la demanda sobre todo por parte de los grandes consumidores". Para ellos se necesita “generación de base”. Es decir, energía abundante y barata para inversores transnacionales, sin los cuales los filoatómicos no imaginan el futuro. En el horizonte de sus sueños tal vez despunten trenes de alta velocidad, grandes petroquímicas, refinerías de metales, torres y reflectores, un Uruguay “de cara al siglo XXI” como gustan decir con convicción digna de la década de 1950.

La solución está lista, es completa y viene en un paquete disponible en cualquier supermercado: “…una central nucleoeléctrica de 700 MW netos, provenientes de un reactor Candu-6 mejorado, un costo de US$ 2.500 millones y un plazo de construcción de 66 meses /…/ vida útil de 60 años /…/ costo de generación de 102 dólares el MW”. ¿Salió de una galera? No. El reactor Candu, Canada Deuterium Uranium, es un viejo participante en el debate atómico uruguayo, por lo menos desde que Campanella y Joubanoba lo propusieron en su libro de 1985. Aquella vuelta de la discusión se cerró con la Ley Marco del Sistema Eléctrico 16 832 de 1997, cuyo artículo 27 prohibe la generación de electricidad con usinas atómicas en el país.

Sin embargo, aquí no se rinde nadie… El 13 de diciembre de 2007 el Candu apareció otra vez ante el senado y un proyecto de instalación fue entregado al presidente Tabaré Vázquez el 16 de julio de 2008 en el Consejo de Ministros en Vergara, Treinta y Tres. Desde Israel, Vázquez anunció que quería “poner a discusión” la opción atómica. Si bien el panel opinó que el sistema político “está dormido” ante el problema energético, no es cierto: muchos políticos están más despiertos que nunca y se declaran partidarios de la energía nuclear. Mientras todos corremos a discutir esta utopía, pues aún si eventualmente se decidiera instalar un reactor ninguna electricidad vendría del átomo antes de muchos años, la realidad pasa a nuestro lado.

El artículo se cierra con una afirmación bastante sorprendente. Habla del Candu-6: “El combustible es uranio natural pero también se puede utilizar torio del cual el país dispone en Rocha”. Hasta el momento no hay reactores de torio y por lo tanto el Candu no puede utilizar torio. Pintemos de bellos colores nuestro futuro atómico e independiente, pero el torio no brota en las palmeras del este: se trata de uno de los tantos minerales componentes de las famosas arenas negras, que cada nuevo gobierno nacional promete explotar como inagotable fuente de riquezas. Lejos estamos de “disponer” de torio, como afirma con temeridad el articulista.

La nota incluye la foto de una torre de enfriamiento, el característico cono de paredes curvas transformado en símbolo de usina atómica. Sin embargo, el pie de foto dice : “Panel. Expositores coincidieron en que el sistema político "está dormido". La suma de ambos lenguajes, foto y texto, expresa mucho: el panel equivale a la central atómica. Por otra parte, el Candu es producido por la empresa estatal Atomic Energy of Canada Limited (AECL) y el ingeniero Joubanoba se especializó como ingeniero atómico en Canadá. ¿Su propuesta será objetiva?

(Ver La República en la Red, sábado 13 de setiembre de 2008. La cita de Maggi en El País, 6 de julio de 2008)

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